Me deslumbra un sol de primavera verde.
Cuando entorno los ojos apenas amanece
y elevo los brazos,
los párpados caídos por la intensidad con que me enfrento a la luz.
Un roce y se marchita,
y aparto la vista de su centro descarnado y glorioso.
Me apetece hundirle un dedo,
aplastar su centro jugoso y bucear entre dos aguas.
Tan pequeña,
tan ínfima en mi esfera que podría caer
y perderme en su limbo arbolado de sombras,
estrellado de espinas,
sajado en flor.
Fotografía: Ricardo Caballero
Texto: Queta García
1 comentario:
Me encanta esta simbiosis de imagen y texto, los encuentro, ambos, muy sugerentes.
Elvira
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