Ya sé que la vida y el día a día, son algo más que un poema escrito en una tarde de domingo. Pero, a veces, el resuello no se aguanta y la fatiga te puede y la única salida es emborronar un folio y escupir unas palabras encendidas y añorar lo vivido.
Tubulares y anélidos los sueños,
enredados en la cuerda del cuello como un yugo.
Entre el suelo y la palabra
–yace un surco–,
escenario de cortinas descorridas.
Entre líneas,
a solas
y a escondidas con la muerte…
El volumen de las cosas que no son,
se prende del pretexto que no ha sido,
y se vuelca de rutina.
Hila fino el paso de las horas.
Me fatiga el quehacer de los días
que se cuelgan del brazo.
Que desgranan pétalos de rosa.
Absurdo de las horas
sin peso y sin medida.
enredados en la cuerda del cuello como un yugo.
Entre el suelo y la palabra
–yace un surco–,
escenario de cortinas descorridas.
Entre líneas,
a solas
y a escondidas con la muerte…
El volumen de las cosas que no son,
se prende del pretexto que no ha sido,
y se vuelca de rutina.
Hila fino el paso de las horas.
Me fatiga el quehacer de los días
que se cuelgan del brazo.
Que desgranan pétalos de rosa.
Absurdo de las horas
sin peso y sin medida.
http://quetagarcia.blogspot.com
1 comentario:
Querida Queta, siempre es un placer perderse entre tus palabras... Ricibe un abrazo muy fuerte de nuestra parte!
Paky y Ricardo
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