Marzo es ocre o naranja. Es viento y presagio de hojas verdes. De soledad en la hierba y tumulto en las calles. Marzo no es hasta que llega y se va con la ligereza del polen, con la premura de un aleteo de abeja. Es un cielo, en la tarde, preñado de ventisca, de plomo y acero descargando, golpeando con rabia. Dios nos libre de marzos y de abriles, de primaveras acechantes que prometen el trueque y nada cambian. Líbrenos Dios de marzos sin templanza, la barriga vacía y la cabeza llena de tristezas, de promesas sin peso, de alturas de vértigo, sin pies y sin apoyo.
Apenas llega marzo y se irá sin hacer ruido, cortas pisadas, huellas en el polvo del camino sin sombra, sin solera. Hoja que cae del calendario de los días sin futuro, de las horas sin pena.
Si me asomo a la ventana veré marzo venir. Me esconderé tras la cortina de un febrero que agoniza y me sujeta. La frente fría contra el cristal del invierno, los ojos ávidos de ver, de presentirlo.
"Refracciones"
Si me asomo a la ventana veré marzo venir. Me esconderé tras la cortina de un febrero que agoniza y me sujeta. La frente fría contra el cristal del invierno, los ojos ávidos de ver, de presentirlo.
"Refracciones"
(Foto y texto Queta García)
1 comentario:
Que marzo te traiga muchas cosas buenas en la literatura. Felicidadews por lo del Azorín de novela.
Montse
Publicar un comentario